La piel

Estructura de la piel
La piel es una membrana elástica, resistente, que tapiza el cuerpo y se continúa en los orificios naturales con las mucosas.
La superficie de la piel es aproximadamente de un metro y medio cuadrado y su peso alrededor de cuatro kilos, en personas de talla media.
Su coloración varía según las zonas y también las regiones cutáneas y difiere naturalmente con la raza.
Tampoco su espesor es uniforme. Es particularmente grueso en la planta de los pies y en la cara de extensión de las articulaciones.
La piel no es uniformemente lisa, sino que se constituyen en ella pliegues y surcos. Estos pliegues son de dos tipos: unos congénitos (de nacimiento) y otros que se adquieren con el paso de los años, formando arrugas, provocadas por la contracción muscular debida a un movimiento, como en el rostro con la mímica y los gestos, ó por las disposiciones estructurales de la piel.
A la piel afloran los folículos pilosebáceos (orificios por donde sale el vello y la secreción de las glándulas sebáceas), las glándulas del sudor (orificios del canal de las glándulas sudoríparas denominadas poros), y las uñas de los dedos. 
El buen funcionamiento de la piel es vital para nosotros. La piel no ocupa el lugar que merece, pues parece “desdeñada y menospreciada, como si fuera una simple fachada”.

Con la complejidad de su estructura y el valor de cada una de sus capas, con sus anexos (glándulas sudoríparas y sebáceas, pelos cabellos, uñas), tiene múltiples funciones extraordinarias, que nos sorprenden y asombran.

Sus cualidades físicas son notables. Lejos de ser un tejido inerte y pasivo, exclusivamente receptor, la piel es productora de calor, de electricidad y de radiaciones. Desde el punto de vista bioquímico, es el lugar donde se produce el metabolismo de una enorme cantidad de compuestos orgánicos y minerales.

Considerado como uno de los cinco sentidos, el tacto es una de las funciones más importantes de la piel. En ella recibimos todas las excitaciones que actúan sobre las terminaciones nerviosas de nuestro cuerpo, actuando como un aparato emisor y receptor de ondas. Los biólogos, han descubierto el papel de la piel como protectora y defensora de todo el organismo a pesar de su delgadez, por lo que podríamos hablar de ella como “el manto que envuelve el cuerpo, protege nuestro medio interior y lo sustrae de las perturbaciones que nos hace sufrir el mundo exterior en que vivimos”.

La piel realiza varias funciones:

· De respiración: absorbiendo el oxígeno y eliminando el gas carbónico.
· De protección: defendiéndonos de las infecciones de microbios, de los golpes, del frío y del calor.
· De regularización: la piel trabaja realizando la ley de la compensación. Es decir, reaccionando según los casos, mucho frío o excesivo calor, para que en el primero reaccione y en el segundo transpire, permitiendo mantener una temperatura constante en nuestro cuerpo.
· De nutrición: absorbiendo lo productos que nos interesan (con la piel previamente limpia).
· De sensibilidad: recibiendo las sensaciones que llegan hasta ella por medio de las terminaciones nerviosas.
· De percepción: percibiendo una serie de sensaciones como el dolor, el tacto, la temperatura y la vibración.
· De secreción: segregando fundamentalmente dos sustancias, sudor y grasa, que tienen como misión protegerla.
· De excreción: expeliendo al exterior una serie de elementos como el anhídrido carbónico y la urea, colaborando de esta forma la piel con el riñón y el pulmón.

Estructura de la piel. La piel está constituida por tres capas que, enumeradas de la superficie a la profundidad, son las siguientes :
· La primera, superficial, es la epidermis.
· La segunda, sub-epidérmica, es la dermis.
· La tercera, profunda, sub-dérmica, es la hipodermis.

· Epidermis: La primera capa superficial visible al ojo y de la que tenemos que controlar la tersura, el relajamiento o la hinchazón. Está formada por la superposición de cinco capas celulares, que de fuera hacia adentro, se escalonan de la manera siguiente:
1. Capa Córnea. Muy pobre en agua, e impregnada de una sustancia grasa, la grasa epidérmica, que le confiere suavidad, y le permite evitar la evaporación. La capa córnea, es por tanto un barniz protector de la piel, cuyo papel más importante es oponerse a la evaporación del agua de nuestros tejidos, formada por los últimos asientos de la capa córnea.
2. La Capa Descamante: está constituida por células aplanadas y queratinizadas en un estado muy avanzado de desecación total. Las células se despegan aisladas, bajo forma de fino polvillo y son abandonadas al mundo exterior; éstas son las células muertas. Se llevan con ellas los microbios y los desechos que las enturbian.

3. La Capa Brillante: Zona de transición entre la capa granulosa, y la capa córnea. La capa brillante, forma una delgada hilera de células homogéneas, transparentes, en plena degeneración, pues están infiltradas de una sustancia particular, la queratina, y las reseca y las reduce al estado córneo. Es en ésta capa donde empieza la queratinización celular, un proceso de envejecimiento particular de las células de la piel.
4. La Capa Granulosa: Está constituida según el espesor de la piel, de una a cuatro capas de células aplanadas, cuyo núcleo presenta un principio de atrofia y en las que casi han aparecido los filamentos que las unían en el cuerpo mucoso. En éstas células aparecen granulaciones de una sustancia llamada queratoialina, encargada de dirigir la elaboración de la grasa epidérmica.
5. Cuerpo Mucoso de Malpighi: Lleva el nombre del médico y sabio Marcelo Malpighi, que fue el primero en emprender el estudio de la piel en el siglo XVIII. El papel biológico de ésta capa es muy importante si se juzga por la naturaleza química de las partículas que se acumulan en las células: colesterol, aminoácidos, etc.

6. Capa Germinativa o Basal: Su nombre se debe a que es en ésta capa donde las células epidérmicas “germinan” y se multiplican por división indirecta. Esta multiplicación es conocida bajo el nombre de renovación celular. Es frenada o aumentada según las circunstancias (edad, estado de salud, estaciones del año, etc), pero constante, y continúa hasta la muerte. La Actividad Biológica de la capa germinativa es de una importancia extrema en estética, pues es ella quien rige, en cierta forma, la belleza de la piel, y le procura un aspecto joven y agradable, o por el contrario, viejo y arrugado. Es en ésta capa donde se encuentra el pigmento melánico o Melanina.

· Dermis: Es la capa intermedia, compuesta por tejidos elásticos y algunas fibras conjuntivas, donde finalizan los vasos sanguíneos y las terminaciones nerviosas. Contiene las glándulas sebáceas. En la Dermis, están situados los elementos nutritivos y sensitivos de la piel. Representa además, la reserva de agua de la piel, ya que contiene un 60 % de líquidos. La Dermis se divide en dos zonas:
Una zona superficial: el cuerpo capilar, de poco espesor. Esta zona está formada por elevaciones o papilas que forman parte del sistema retículo-endotelial, cuya importancia reside tanto en la regeneración, como en la nutrición de la piel.

Una zona profunda: el corión. Es un tejido conjuntivo de sostén, formado por haces y fibras elásticas que se entrecruzan y forman una estructura sólida. Esta capa contiene fibras colágenas o colágeno, y fibras elásticas o elastina. Las dos funciones de la dermis son: 
- Asegurar la nutrición de la epidermis subyacente, gracias a su red sanguínea extraordinariamente rica.
- Asegurar la solidez mecánica del revestimiento cutáneo.

El cuidado estético de profundidad, debe tender a alcanzar no solamente la capa germinativa de la epidermis, sino también la dermis, tanto si se trata de “Nutrir”, como de “Estimular”.

· Hipodermis: Es el tejido subcutáneo que se encuentra por debajo de la dermis, es decir, en el nivel más profundo. La estructura laminar de la hipodermis y la presencia de lóbulos adiposos, le confieren una gran suavidad; permite amortiguar los choques que recibe la superficie de la epidermis, así como los efectos de los traumatismos ligeros. Además, la capa adiposa hipodérmica, representa un aislante eficaz desde el punto de vista térmico, y una reserva nutritiva considerable

Clases de piel

Aunque existan muchísimas subdivisiones nos vamos a referir exclusivamente al diagnóstico elemental necesario para poder aconsejar el tratamiento adecuado en función de las características de cada tipo de piel.

· Piel normal: se encuentra raramente salvo en los bebés. Textura apretada, grano fino, resplandeciente, liso, tez clara y sonrosada.
· Piel seca: fina y transparente, especialmente alrededor de los ojos (patas de gallo). Cargada de acidez con un pH inferior a 6, generalmente está falta de agua (deshidratada) y propensa a la “couperousse” (piel rosada). Esta piel abunda en climas altos, carentes de grado óptimo de humedad.
· Piel grasa: con un pH. alcalino superior a 7. Aspecto de piel gruesa y sólida, poros dilatados, puntos negros, propensión al acné. Pocas arrugas pero profundas.
· Piel mixta: es la más corriente. Características de piel grasa en el centro del rostro y de sequedad en los laterales.
· Piel sensible o delicada: muchas veces se puede confundir con piel seca. Aspecto fino y transparente, vasos capilares superficiales congestionados. Aspecto poco atractivo. Esta alteración puede darse sobre pieles secas o grasas, aunque son más propensas las primeras. Aplicar siempre tratamientos calmantes y descongestivos.

· Piel deshidratada: también puede darse en las pieles secas o en las grasas. Aspecto marchito, ajado, grisáceo. Aspecto levantado, con pielecitas sueltas, como escamilla, especialmente en la zona sobre las cejas, entradas del cabello, aletas de la nariz y alrededor de la boca.
· Piel de naranja: de aspecto ordinario, grano grueso, aunque no son precisamente poros dilatados.

Transformaciones de la piel

La piel se transforma desde el nacimiento hasta la muerte. Es normal al nacimiento. Hacia la pubertad se ha convertido en grasa y en muchos casos con acné.
A partir de la madurez se restaura el equilibrio hormonal y va adquiriendo tendencia a secarse en la mayoría de los casos.
En la menopausia sufre una nueva transformación, evidenciándose casi siempre la deshidratación, y presentándose en muchos casos la rosácea (couperrosis).

La piel se resiente por diversos factores:
· La temperatura
· Humedad ambiente
· La altura de la zona donde se reside
· La manera de vivir (al aire libre, en locales contaminados, cerrados, etc.)
· La forma de tratarla (cuidados equivocados o falta absoluta de ellos)
· Los Radicales Libres. (Son los causantes de la oxidación celular)

Los tan conocidos Radicales Libres, son los causantes de la oxidación celular, que es la forma biológica de dañar las células primero, y de matarlas después. Este daño comienza a producirse a partir de los 30 años.

Casi toda la gama de anomalías cardiocirculatorias tienen un componente de origen en los Radicales Libres, así como otras enfermedades degenerativas, tales como la Artritis Reumatoide, la Diabetes (tipo II) o la evolución del Alzheimer. 

El organismo se defiende de los Radicales Libres mediante los Antioxidantes, substancias producidas por el propio organismo, y que a la vez, tienen procedencia externa a través de determinados nutrientes ricos en Vitaminas A, C y E, ó minerales como el Zinc y el Magnesio entre otros.

En resumen, estudios recientes, están demostrando que los antioxidantes pueden ser la protección más eficaz contra el envejecimiento celular y las enfermedades degenerativas.

Metabolismo de la piel

Es el conjunto de transformaciones biológicas que pueden contribuir tanto a su nutrición como a su reconstrucción.
pH.: se denomina así al potencial de hidrógeno. La piel tiene su propio pH, que constituye la mejor defensa contra muchos problemas cutáneos de diverso origen y naturaleza.
El pH es neutro al nacer (pH 7), y poco después se convierte progresivamente en más ácido (pH 5 a 6). Una piel sana posee un pH ligeramente ácido a neutro.
A su vez, el pH es el valor que mide la acidez o suavidad de una sustancia ó producto, como jabones ó cosméticos que usamos diariamente.
Su medición va del 1 al 14.
La neutralidad entre estos dos puntos es el 7, que llamamos NEUTRO, quedando de esta manera:
· Del 1 al 6, ÁCIDO
· Del 7 al 14, ALCALINO

La piel sana debe dar, como unidad aproximada, 5’5.

En pieles sensibles o desequilibradas es conveniente usar productos con un pH neutro, a fin de ayudar a dicha piel a recuperar su aspecto normal. Este tipo de producto no daña la película hidrolípica, al contrario, la protege. 


Músculos y huesos de la cara y cráneo

Los músculos contribuyen a modelar el rostro, están constituidos por fibras, y su misión es la de contraerse y mover la piel.
Existen dos tipos de músculos:
· Vegetativos o involuntarios, son los que se contraen de manera automática, al margen de la voluntad.
· Voluntarios o de vida animal, que son los que se contraen voluntariamente cuando son requeridos.
Al contraerse pueden pasar del reposo absoluto a la carrera más rápida, variando de forma la fisonomía y formando pliegues y arrugas que se van acentuando.
Además de los músculos subcutáneos, existen los llamados esfínteres, músculos circulares que cierran aberturas naturales del rostro. 
Cada esfínter está constituido por dos arcos carnosos dispuestos uno enfrente del otro, como un ojal prolongado.
Los músculos pueden ser planos o en forma de huso.
Los músculos de la cara son todos estriados y, por lo tanto, voluntarios.
Para comprender la inserción de los músculos de la cara, es necesario conocer la situación de los huesos de la misma.


Huesos de cara y cráneo.
· 1 frontal que constituye la frente
· 2 parietales que forman la bóveda del cráneo
· 1 occipital situado en la nuca
· 2 temporales cuya situación es la sien y en su interior engloban el órgano auditivo
· 2 nasales que forman la parte ósea de la nariz
· 2 pómulos que al unirse con el temporal constituyen una zona ósea muy interesante para comprender la inserción de muchos músculos de la cara. Esta zona se llama arco zigomático.
· 2 maxilares superiores
· 2 maxilares inferiores
· 1 tabique nasal
· 1 esfenoides que constituye la base del cráneo
· 1 estmoides localizado detrás de las fosas nasales en contacto con el anterior


Músculos de la cara.

· Músculo frontal: se inserta sobre el hueso frontal. Su misión es la de estirarse y relajar la piel de la frente. Interviene en la mímica y es responsable de las arrugas transversales de la frente.
· Músculo superciliar: en forma de ceja, situado encima del arco orbitario del frontal, que al contraerse y colaborando con el anterior, frunce el ceño. Es responsable de las arrugas frontales verticales del entrecejo.
· Músculo orbicular de los párpados: tiene forma circular y consta de dos partes, una parpebral (constituyendo el párpado) y otra orbitaria (situada alrededor de la órbita). Al contraerse mecánicamente, constituye el párpado. Este músculo es responsable de las llamadas “patas de gallo”.
· Músculo piramidal: situado verticalmente sobre el hueso nasal, interviene en la función de fruncir el ceño y en el olfato.
· Músculo elevador del ala de la nariz y labio superior: se inserta en el canal lagrimal por arriba y en el músculo orbicular de los labios por abajo.
· Músculo transverso: situado transversalmente encima de la nariz.
· Músculo dilatador de las alas de la nariz: situado en el ala de la nariz, tiene como misión dilatar las fosas nasales para el olfato.

· Músculo canino: situado en las inmediaciones del elevador común, eleva también el labio superior, dejando al descubierto el diente canino.
· Músculos cigomáticos: son dos a cada lado. Se insertan por arriba en el arco y por abajo en la comisura bucal. Su misión es la de elevar el labio superior y tirarlo hacia atrás.
· Músculo orbicular de los labios: la disposición de sus fibras es circular. Está situado alrededor de la boca. Su contracción modifica la forma de ésta.
· Músculo triangular de los labios: su misión es la de estirar el labio inferior hacia abajo y hacia atrás.
· Músculo cuadrado de la barba: de forma cuadrangular, sus fibras superiores se insertan en el borde interior del orbicular de los labios y las inferiores en el borde inferior. Se halla parcialmente cubierta por el anterior.
· Músculo de la borla del mentón: es un músculo pequeño circular, situado encima del mentón, sin otra misión que la de relleno.
· Músculo bucinador: este músculo forma parte del carrillo y tiene forma de abanico. Tiene la misión de hinchar los carrillos y se utiliza para soplar.
· Músculos masticadores: son dos, el temporal y el masetero. El temporal tiene forma de concha. El masetero se sitúa encima de la rama ascendente del maxilar inferior y se inserta por arriba en el arco cigomático y por abajo en el ángulo del maxilar inferior. Al contraerse cierra la mandíbula.

· Músculos del cuello: el cuello es una región por donde transcurren numerosos músculos de complicada disposición. Describiremos solamente dos. Externo-cleido-mastoideo, es el músculo más largo y consta de dos porciones; una de ellas parte de la horquetilla del esternón a la mastoidea, y la otra parte de la clavícula e interviene en los movimientos laterales de la cabeza. Músculo cutáneo, músculo plano que tapiza, a un lado y a otro, la parte anterior del cuello.

Los tejidos

Los tejidos son un conjunto de células agrupadas para realizar una misma función.

Hay siete tejidos principales que son:
· Óseo
· Muscular
· Cartilaginoso
· Nervioso
· Sanguíneo
· Conjuntivo
· Epitelial

Con los productos de belleza tratamos el tejido epitelial.
La capa basal o generadora es la productora de los órganos anexos a la piel (uñas, vello, etc.)

En la capa basal se encuentran los pigmentos coloreados (melanina), de cuya densidad y coloración depende el color de la piel. En la raza negra es 
mas abundante la cantidad de melanina; estas pieles se defienden mejor que las claras de los rayos solares. Los albinos tienen una carencia total de melanina.

Los órganos anexos a la piel son:

· Pelo
· Dientes
· Uñas
· Capa córnea
· Glándulas sebáceas
· Glándulas sudoríparas

Glándulas sebáceas: están siempre unidas a un pelo. No tienen canal de secreción, usando el canal folicular para segregar la grasa. El sebo es una sustancia grasa que da al pelo brillo y flexibilidad. El exceso de sebo puede provocar un poro dilatado, un punto negro, un grano, características estas de los cutis grasos.
Glándulas sudoríparas: se encuentran en la capa hipodérmica. Su conducto, en forma de espiral, ayuda a las secreciones a salir por un poro. 
El sudor es un líquido ácido, de composición fuerte, similar a la orina. El exceso de sudor puede provocar la deshidratación de la piel y secarla. Los tejidos deben contener una proporción normal de sales minerales. El organismo está perdiendo estas sales constantemente por las secreciones de los riñones, intestinos, hígado, etc., por lo que es imprescindible el aporte diario de ellas por medio no sólo de la alimentación sino mediante la aplicación de los productos consiguientes de forma externa.